
Soy un hombre de izquierda, y nunca divorcié el sentido radical de la libertad...de mi libertad...con mi credo político, que despúes de todo, y en sentido estrictamente marxista, es solo la superestructura de algo más fundamental como es la libertad, que la determina. En esa línea es que los hombres de izquierda elegimos la solidaridad al darwinismo social, la utopía al conformismo fáctico (que mayor sentido de nuestra libertad que la propia utopía!!!), el respeto al otro, esa otredad que la respetamos al límite de la contingencia, es por ello que hasta la guerra tiene sus propias reglas, si se quiere hasta su propia ética...
Es por ello también que privar a la gente, fuera de la lógica estatal y de las reglas de la guerra, de su propia libertad, es lo menos socialista que conozco, pues invierte su lógica, subvertiendo el principio de solidaridad a los vaivenes de una cúpula delincuencial e inhumana en que se han convertido las FARC hace ya un buen tiempo. Qué puede justificar por ejemplo el secuestro cruel de una activista de izquierda como lo era Ingrid Betancurt sino convertirla en una mera mercancía de negociación, la cosificación del discurso político, sin ética, sin moral...solo la supervivencia del oprobio que los hace tan iguales a la cocaina negociada en las selvas colombianas o peor o igual a los mercenarios "paras" cobijados en el lado más oscuro del uribismo.
Saludamos la libertad de Ingrid, auguramos la desmovilización de las FARC, y la reconvención de sus bases a la civilidad. No alentamos, por cierto, la re-re eleción uribista y repudiamos la presencia muy "casual" por cierto del candidato conservador norteamericano en Colombia, durante el desarrollo de la noticia que alegró nuestros corazones el día de ayer.
Oscarix
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