viernes, 21 de septiembre de 2007

ALDITO MC CARTHY

La miseria moral de "Alditus" mariátegui no tiene límites, o quizá el límite sea su propia carencia intelectual para descender más bajo. En lo que sí es pletórico es en sus resentimientos, expectorado de la U. Católica por ser incapaz de razonar como un estudiante de derecho medianamente capaz, su encono contra los que el, así como muchos discipulos nativos de Goebbels, llaman la "izquierda caviar" le viene de historia y se trastoca en patología (todo lo ve caviar el muy huevón). No es pretensión mía defender al tipo de izquierda oenegista, creo que bien se defienden solos, al menos su espacio no es de ahora sino de décadas, supieron estar llenado vacíos del estado en épocas tan difíciles como en los ochentas en pleno fervor terrorista, o en todo caso poniendo el pecho como no lo hicieron muchos. Lo que pasa es que Aldito también quizo ser un héroe, pero no pudo, recién deslizó algunas ideas en correo, pero bueno el muy mediocre sin google no existe...sus escritos son pintorescos...copyleft...no analiza nada tiene la profundidad de epístola electrónica de Susy Díaz o del rimel mal puesto de esa entrañable loca que es Angie Jubaja.
Pero volviendo a la moral de este renacuajo, hace poco lei unas líneas suyas, porque el muy cobarde no firma chiquitas en correo, burlándose del defecto físico de ese entrañable comunista y sobre todo honesto periodista que es César Levano, como si el defecto físico no sea también atávico en sus genes, lo que que para nada impidió la grandeza intelectual y sobre todo moral de un gran JC Mariátegui, su abuelo.

Pero la última de este cobarde y para colmo macartista es poner en su periódico de marras las fotos de los jesuitas Francisco Muguiro y Bruno Revesz dueños de radio Cutivalú y Marañon como en un cartel de lejano oeste y como grandes criminales solo por oponerse al abuso minero en Piura. Digno del cobarde, como no puede luchar con ideas, difama, usa ese pasquín para enlodar. Lo retamos a formar su ONG... con la plata de sus vetas de mermelada que tanto le gusta a Aldito (empresarios mercantilistas como Favre), que ponga sus radios, sus revistas que hable bondades de la contaminación, que haga marchas...que luche con ideas ... verán que no puede porque es lo que menos tiene 8ideas, inteligencia digo), por eso lo tienen ahí escribiendo huevadas en correo, porque pa trabajar, para ser más productivo nunca se le dio...

POEMA


Aquí un poema fechado el 2003, cuando trabaja en Miraflores y el Puente Villena era nuestro paraíso.




MIRAFLORES MELODY
(REFLEXIONES SOBRE UNA TARDE GRIS DE INVIERNO AL PIE DEL PUENTE VILLENA)

Cuando la muerte venga a visitarme
no me despiertes déjame dormir.

Joaquín Sabina


La infinita garúa de Lima baña nuestros ojos
cerca del mar y del frío
y los hombres mutilados como pájaros anónimos
danzan en vuelo de astucia el rito final del adios
sobre las barandas de un herrumbrado puente
que nos une más allá del bien y del mal
(como diría el viejo Nietzsche).

Y la doncella muerte besa el pavimento
con sus labios de amapola/
dulce niña de cabellos rojos
que esparces al viento tus versos/
tus lágrimas de insigne melancolía
por un amor que no regresa
y que no ha de venir
para ser agonía
sino libertad.

Libertad de ganar el tiempo y su premura
cuando nuestros pasos persiguen a la soledad esquiva
y a una subversiva manera de amar
bajo el precipicio donde anida la ternura/
las ansias y el ardor.

Esta tarde dios es un vendedor de caramelos
y no el enfermero de la vida
que bebe de la garúa y del viento como el vino
y embriagado contempla caer las hojas como criaturas
que han de redimirse con la muerte
oh amada doncella.


Miraflores, setiembre del 2003

jueves, 20 de septiembre de 2007

ESPLENDOR AMERICANO

Harvey Pekar ( encarnado por un magistral Paul Giammatti) es un tipo ordinario, habitante incólume del fracaso, trabaja en los archivos de un vetusto hospital de Cleveland (EU. Entre fichas clínicas de gentes muertas y medicinas de desecho, transita por la vida como un desclasado de la gloria, opaco, casi un lumpen de la monótona cotidianidad. En abierta contrariedad al sueño americano, su universo son las grises paredes que lo rodean y su mayor aspiración el polvo de viejos expedientes.
Esta historia de nombre real, puede ser una de las miles de historias que pueblan los extramuros del éxito; es decir el fracaso, en una sociedad como la americana, donde el darwinismo social relega y esconde a sus condenados que afean su esplendor, y es justamente de esas catacumbas sociales de la que emerge Harvey Pekar para desenvainar su espada contra el sucio sistema que oprime y luego libera su genio creativo, para esbozar la colección de historietas "American Esplendor", donde vuelca su neurosis más visceral travestida de ironía, y delatar las costumbres pequeño-burguesas (el Mark Twain de lo ordinario lo han llamado algunos críticos), la corrupción política, y finalmente el cansancio que le produce ser pasajero de ese tren llamado vida.
Con "Esplendor americano" (USA, 2004) los directores Shari Springer y Robert Pulcini apuestan por "ficcionar" una historia mundana, donde el universo monocromático y hasta depresivo de un ser solitario como Harvey Pekar lo permitan. A lo Tim Burton ( véase Ed Wood y la sublime fábula del fracaso), la dupla direccional elige la sombría figura de un marginal para configurar un filme acertado en su propuesta de ofender la visión "establishment" de una generación de proteicos ejecutivos de cuello, corbata y miseria moral. No obstante su irreverencia, no llega a trascender a los límites de la contracultura y la disidencia; conceptos que muchos entusiastas le endilgan al filme. Muy recomendable, si consideramos que una muestra del cine independiente americano es "rara avis" en nuestra predecible cartelera.

AGNES HELLER ESTUVO ENTRE NOSOTROS

AGNES HELLER Y LA LIBERTAD COMO NECESIDAD RADICAL

Por: Oscar M. Sánchez Rojas

Aquella mañana de otoño de 1943 el Danubio regaba de sangre los verdes campos de Hungría. Frente al pelotón de fusilamiento, Agnes contemplaba impávida el lívido rostro de la muerte reflejada en la faz adolescente de sus verdugos nazis. Pensó estar en el limbo, en ese espacio previo sin tiempo, que a pesar de sus cortos años le hicieron como en un Flash back recordar lo vivido; el juego a la ronda con los hermanos idos, a sus padres cuidando del granero y miles de instantes quietos de felicidad, cuando de pronto la ráfaga de plomo cruzó sobre su testa y un instinto de vida la hizo saltar a la fosa donde yacían sus muertos, y como diría “el Gabo” vivió para contarla y convertirse quizás en la más importante figura, junto a Habermas, de la filosofía contemporánea, como al pianista de Polanski el destino la redimió del horror para trazar una gran luz en el devenir del pensamiento humano.

Pues bien, como esperando abril, esa valiosa mujer estuvo entre nosotros para dictar algunas charlas en una universidad cristiana y dejarnos su impronta de sabiduría y humildad, por supuesto que para los medios su presencia pasó desapercibida, no era Vargas Llosa ni un premio nobel, era mucho más que eso, por lo que desde esta humilde trinchera de la cultura, a modo de homenaje y agradecimiento intentaremos esbozar algunas pequeñas líneas sobre la trayectoria y pensamiento de esta gran filósofa, preclara discípula de Georg Lukács y de la Escuela de Budapest, recodo del pensamiento más heterodoxo y crítico del marxismo.

Como bien lo señala López Soria, en uno de los pocos libros escritos sobre Heller en el Perú, el “coraje civil” de Agnes, quien, lustros antes de la Perestroika, y a costa de mil sacrificios se levantó contra el poder establecido y el dogma dentro de las mismas entrañas del totalitarismo, fue saludado con ímpetu por la “Escuela Catalana del Viejo Topo” y por los diversos núcleos intelectuales de resistencia al poder como “Macho Cabrío” y “El Caballo Rojo” -entre nosotros- que pregonaban casi sin saberlo, el fin de la modernidad.

Y es que Agnes Heller se propuso como tarea de vida y de reflexión filosófica, contribuir a la construcción de una “utopía racional” a partir de una constatación de la propia realidad y que hunde sus raíces teóricas en una relectura crítica de la obra de Marx, que al margen de los consabidos cuestionamientos es una vena rica para la deconstrucción y el análisis, con ella entonces no resulta un despropósito hablar de un humanismo marxista ni menos imposible conciliar socialismo y praxis democrática más allá del poder sino desde la vida misma.

Lo primero que desnudo Heller fue la incapacidad objetiva de los grandes “metadiscursos”, aquellos que habían llevado al fracaso a los “socialismos realmente existentes”, puestos que estos renunciaron a cimentarse en principios éticos; y entre la ética y el discurso del poder existía un abismo insalvable, del mismo modo dicha percepción trasunta a los países capitalistas y su pensamiento logra entonces englobar a lo sociedad occidental como conjunto y pone al descubierto como es que en la modernidad el poder no contuvo las necesidades éticas (la libertad, la solidaridad ) sino más bien las sojuzgo instrumentalizando la razón, por lo que las sociedades socialistas se alejaron de los fundamentos humanistas pensados por Marx como las sociedades capitalistas de la promesa racional pensada por la ilustración.

Ante tal debacle, la opción helleriana apuesta por la vuelta a esas necesidades radicales sojuzgadas, que es a todas luces la más importante riqueza acumulada por la humanidad, pero el retorno debe darse por un nuevo camino- y he ahí el sesgo postmoderno- donde el espacio sea la vida cotidiana, ese segmento de la vida humana que aún no ha sido totalmente contaminado por el poder y que como sede de las necesidades radicales (libertad, solidaridad) sigue siendo portador potencial de la promesa de emancipación racional de la humanidad.

El Caudillo Pardo de Salvini

EL CAUDILLO PARDO


POR: OSCAR MARTÍN SÁNCHEZ ROJAS
Oscarix68@hotmail.com
http://www.larazon.com.pe/


Jorge Pohorylec es el “caudillo pardo”, un neonazi alucinado que sólo el talento de Salvini puede retratar de un modo documental. Como en su aclamado corto: “El viaje del capitán Neptuno” estamos ante un personaje utópico pero no de ficción, sino tan real como sus propios desvaríos ideológicos (o psicóticos): “recogería a todos los hombres por las mañanas en camiones para llevarlos a trabajar a los campos y por las tardes de regreso los pondría a bailar en las plazas con las mujeres, si son importadas mejor, a fin de asegurar la especie” clama en uno de sus tantos mítines que con disciplina fascista realiza durante décadas por las calles del viejo Surquillo, por supuesto que su raleado auditorio no puede ser otro que algún desconcertado transeúnte y aquellos cobradores de combi, que el pequeño tiempo de los paraderos, les permite reír con sorna y gritarle ¡Heil Hitler!.

Y Hitler es, paradójicamente, su paradigma racial y político, aun cuando, nuestro desvariado caudillo, sea el humano producto de una madre austriaca y un padre judío, no es óbice para que enarbole un “enjudioso programa” de la supremacía de la raza aria en nuestra patria, aun cuando también, su propia mujer, quien llevaba los pantalones en casa, era una auténtica mestiza.

Es Pohorylec, un ser tan contradictorio y marginal, que lo lleva a ser rechazado por los propios “clusters” neonazis, y eso ya es decir mucho; “es un loco de mierda” nos dicen los propios locos, y eso provoca en Salvini ver más allá de las palabras, del gesto, de los alucinados discursos, de su destornillada parafernalia llena de carteles rimbombantes, raciales, lúdicos; y en verdad, encuentra a un hombre decadente montado en una vieja bicicleta, en absoluta soledad, con ganas de ser escuchado, atendido, tan mísero de afecto que inventa su propio universo para sentirse existente.

Con este filme documental, el mejor estreno nacional de este año que fenece, Salvini se consolida como el gran cineasta que ya se dejaba ver desde sus adánicos cortometrajes, donde la constante, sean justamente, personajes como el que nos ocupa: atávicos, marginales, irredentos, con una oscura ternura; en suma, personajes netamente “salvinianos”.

No sé si cuando lean estas líneas, “el Caudillo Pardo” se haya esfumado ya de nuestra paupérrima cartelera, habría que agradecer a la Católica su difusión, pero también reclamarle sus horarios inadecuados y su poquísima publicidad. Pero en fin, démonos por satisfechos aquellos que como Salvini amamos la “otredad”, conscientes de la estrecha frontera que separa la locura de la impropia cordura.

Película, absolutamente recomendable, si todavía logran dar con ella.

jueves, 6 de septiembre de 2007


Ayer con unas amigas japonesas recorriendo el lago Titicaca...maravilloso.