lunes, 10 de noviembre de 2008

A OJOS DE BUEN CUBERO



desde Santa Cruz de la Sierra nuestro habitual colaborador Pedro Ramírez nos reporta interesantes miradas a la cartelera y a la alteridad cinemera.


Mamma Mia :
Divertida y entretenida cinta cuyo nombre proviene de la conocida canción del grupo ABBA, pero que además da nombre al musical que con tanto éxito y fama ha dado la vuelta al mundo entonando las sencillas, tiernas y esperanzadoras letras de las canciones del emblemático grupo sueco de los 70’. Es precisamente de este musical escrito por Catherine Jhonson , cuya versión teatral se estreno el 6 de abril de 1999 en el teatro príncipe Edward de Londres, de donde nace la película en su versión musical dirigida por Phyllida Lloyd y escrita por Benny Anderson y Bjorn Ulvaeus , los miembros masculinos del grupo ABBA.
Nadie, seguramente, imaginaría una puesta en escena, con la música de ABBA , en una isla griega ( la película se rodó en las islas de Skópelos y Skiathos pero la mayoría de las escenas se filmaron es los escenarios 007 de los estudios cinematográficos de Pinewood Studios para mejorar su calidad técnica) sin embargo funciona muy bien; la calidez paradisiaca de la isla y los temas románticos del grupo son una combinación efectiva para la versión musical en la película. Por otro lado, los temas pop, disco o los bailables del grupo ABBA cuenta con la extraordinaria y contagiante vitalidad de una Meryl Streep multifacética que canta y baila con tanta energía y entusiasmó que concentra el atractivo de la película en su novedosa actuación, algo más de versatilidad, por si hacía falta, para esta bella y enigmática actriz.
Ah sí, la historia , el guión, nada original; un argumento algo conocido e hilarante, una joven novia Sophie (Amanda Seyfried) a punto de casarse, desconoce quien en su padre y, aunque no cuenta para averiguarlo con su novio Sky (Dominic Cooper)- quien ha postergado sus sueños de navegar por el mundo para cumplir con el sueño matrimonial de Sophie - para esta ocasión, se valera de un viejo diario de su madre Donna (Meryl Streep) para lograrlo, decidiendo así, invitar a los tres nombres mencionados como los hombres más importantes en la “agitada” vida(sexual) de su rubicunda madre. Llegan así, a la isla, para alojarse en el hotel de Donna, esperando compartir su felicidad por la boda de Sophie ; Sam (Pierce Brosnan), Harry (Colin Firth) y Bill (Stellan Skarsgård) cada uno de ellos con su propia historia a cuestas, la que los ira involucrando en la vida sentimental de Donna y Sophie.
Sophie también recibe a sus amigas, Ali, (Ashley Lilley ) y Lisa (Rachel Macdowall) poniéndolas al tanto de su búsqueda y dando inicio al musical con el tema Honey , Honey. El rito amical de su encuentro, con bailecito y hurras incuido es repetido y mejorado en el reencuentro de Donna con sus viejas amigas Tanya,( Christine Baransky) mujer adinerada, tres veces divorciada, y Rosie,( Julie Walters) solterona, escritora de libros de cocina; las, tres full pilas, interpretaran los temas Dancing Queen, alcanzando uno de los momentos más logrados de la cinta y en donde empieza a destacarse la puesta en escena, así como los histriónicos personajes que representan estas tres amigas de toda la vida; y el tema Super Trouper cantada por ellas en la noche de despedida de soltera de Sophie, enfundadas en sus viejos, pero auténticos, trajes del grupo que la unió en su juventud Donna & The Dinnamos, logrando otro buen momento de la cinta que entretiene y divierte pero nada más.
Me quedo el sinsabor, siempre de género, por el cuestionamiento gratuito que concede el guión a la vida sexual, en este caso de Donna, quien sumida en una aparente vergüenza, el día de la boda de Sophie, se ve forzada-por si misma- a rebelar que el padre de Sophie esta allí, aunque nunca sabremos con certeza quién es. En fin decíamos que es un musical que divierte y entretiene, pero que no va más allá, pese a las aristas nada conservadoras con las que cierra la película; se descubren amores homosexuales tardíos, romances furtivos en la adultez mayor o se huya rebelde e inmaduramente, de que otra manera podría ser, de una hermosa capilla que reposa en lo alto de una colina en una paradisiaca isla del mar griego.
Con final feliz incluido, el amor se impone de todas maneras; un amigo ha querido ver, bajo semiótica lectura personal, una señal de la decadencia humana por una vida sexual descontrolada, en la amenaza de destrucción apocalíptica por la rajadura del patio central del hotel; decodificación que yo he celebrado mucho, pues luego una lluvia de “abundancia y felicidad” ha caído sobre los bienaventurados novios e invitados. Después le hice saber, a mi amigo, que más me preocupaba averiguar si el inefable actor negro de afrika look imposible, habría conseguido levantarse, o no, a Tanya, o está habría ido a parar a otra isla en busca de un romance más convencional.
Un dato final, se dice que para le versión latinoamericana de Mamma Miá se ha pensando en la actriz y cantante argentina Valeria Lynch para el papel de Donna Sheridan, que es el que protagoniza Meryl Streep en el filme comentado. Quien sabe si de manera contrafáctica nuestra triste y preciosa Lucianita podría representar a Sophie, en busca de un (mejor) padre o en el reencuentro de sí misma.

Control, las cenizas de Ian Curtis:
Película de culto, rodada en blanco y negro como para adentrarnos con rapidez, aunque sin romper con el ritmo y la cadencia que con oficio y sapiencia el director Anton Corbjin de origen holandés, productor y director de video clips para bandas como U2 o Depeche Mode, nos entrega con gran factura y desoladora realidad, sobre la vida y obra de uno de los jóvenes más oscuros y nostálgicos de su generación, Ian Curtis y su tormentosa existencia marcada por la epilepsia y los sentimientos de frustración que lo fueron agotando, hasta ceder y terminar en el suicidio, cuando tan sólo tenia 23 años y un futuro…bah que futuro, Curtis se fue. Murió, nos dejo y eso es lo que importa.
Cuando morir joven y dejar un cadáver hermoso era una frase legendaria o un cliché; Ian Curtis luchaba por conseguir un trabajo formal, amar a Debby, su chica de siempre, y cantar sus composiciones con su banda Joy Division; cuyo nombre había recogido de una novela de los campos de concentración nazi, sobre una sección en donde las mujeres judías eran obligadas a la esclavitud sexual, sirviendo de prostitutas de los malditos oficiales de Hitler. La película hace un recorrido narrativo desde la época de colegio de Ian Curtis, caracterizado de manera notable por San Riley, cuando poco y nada le importaban “esos estudios” en cambio sí la literatura que devoraba con inusitada fruición y en donde su influencias más cercanas fueron Willian Burroughs y J.C Ballard, lecturas que se verían reflejadas en sus canciones tales como “ She’s lost control” o “ Love will tears us apart” y sus referencias musicales lo acercaban a Jim Morrison, Iggy pop y David Bowie.
La película también nos muestra a un joven Ian conmocionado por la muerte de una joven epiléptica, a la que Curtis había entrevistado para un trabajo, y de la que se entera tiempo después al comunicarse con su familia. El recuerdo del ataque de epilepsia repentino que sufrió la joven durante la entrevista, persigue a Ian, asociando su infelicidad y frustración a la enfermedad que el también adolece, sumándose a esto su incapacidad para mantenerse firme en su matrimonio, cayendo en un marasmo de sentimientos encontrados cuando su amante atrapa una parte de su ser que ya no puede más y, que sin saberlo, ni poder evitarlo, lo empujan a la confusión y al descontrol de su terrenal existencia.
Película para fans, para cinéfilos minoritarios, no es una cinta antimasa ni nada de eso, pero si una película que requiere de un esfuerzo, no complejo, ni audaz, sino de uno más bien espiritual, pues la cinta se mueve con lentitud y parsimonia, con amor y poesía, pudiendo así desarmar a Ian Curtis como un rompecabezas que vamos ordenando para comprender su angustia, su desolación, pues él en su desarraigo por la vida y en su doliente camino hacía la muerte -que elige y no que lo elige- sufre y se equivoca, dañando en su paso a los seres que ama. En esta personificación del mal amor, tanto San Riley en el personaje de Ian Curtis como la actriz Samantha Morton, en el rol protagónico de Deborah Woodruffe, se muestran pletóricos y abrumadoramente jóvenes, humanos y natural y apabullantemente reales y creíbles en los conflictos que los alejan, los distancian y precipitan el final -antes de la muerte de Ian Curtis- de su veloz y voraz historia de amor.
Todos sabíamos que en la madrugada de la nada, el día del momento final, Ian Curtis, dejaba una breve nota, veía una copia del filme Stroszek(de su director favorito,Werner Herzog) y había escuchado el LP The Idiot (Iggy Pop año 1977,de la mano de su mentor David Bowie), la película también nos retrata esa conjunción de imágenes, sonidos e ideas que por momentos la voz en off del mismo Ian nos relata a manera de cansancio, rumbo al desmoronamiento, al progresivo empeoramiento de su salud por la secuencia cada vez más continua de sus presentaciones en vivo y por el esfuerzo limite de la grabación del último LP del grupo de su disco “Closer” obra maestra y póstuma, sumergida en un devastador sentimiento de angustia, vacio y desesperación.
Vacío y desesperación que se ven reflejadas en la crisis de su matrimonio, planteado ya el divorcio por Debby y que terminan, en el vacío de una cuerda de colgar pañales, que simboliza la vida o la esperanza y la constante tensión de la muerte, la desesperanza simbolizada en el ahorcamiento y el suicidio de Ian Curtis.
Te recordaré bailando frenéticamente, epilépticamente, valeroso y tierno Ian y moriré poco a poco de pena, escuchando tu voz de barítono, de torturado poeta, aquí desde el infierno y bajo el cielo más puro de América.

Leonard Cohen I’m Your Man:
Extraordinario filme documental, imperdible para melómanos, cinéfilos, poetas y todo ser pensante u hombre de bien que conceda a su espíritu un momento de grandeza, gloria o satisfacción ante tanta podredumbre musical reggetonera, discurso mediático político y análisis vano de la realidad ¿Porqué ? Pues simplemente porque el filme de Lian Lunson, quien además participa narrándonos su vívido aprendizaje en esta experiencia fílmica, esta imbuido de sabiduría, sensatez y abierta sencillez en la madurez de un hombre, hijo de Montreal pero de inmensa alma universal, Leonard Cohen, cuyo andar por la vida ha sabido ser un encuentro eterno con la reflexión, la adaptación, el cambio, sin discurso ni rollo ejemplificador, de no ser el de su extraordinaria música y su pletórica poesía, siempre un dédalo de emociones, imágenes y palabras, maravillosamente construidas como memoria del lenguaje, atravesando el tiempo a manera de puente generacional, creando con su lirica, verdaderas metáforas llenas de un misticismo perse desmitificador, otras de onírico realismo atrapados en el Ello, pero no en el subconsciente, todas siempre plegarias de amor y enseñanza, leamos:
Destino
Quiero que tu cálido cuerpo desaparezca
educadamente y me deje solo en la bañera
porque quiero considerar mi destino.
¡Destino! ¿por qué me encuentras en esta bañera
ocioso, solo, sin lavar, sin siquiera
la intención de lavarme excepto en el último momento?
¿Por qué no me encuentras en lo alto de un poste de teléfonos,
reparando las líneas que van de ciudad a ciudad?
¿Por qué no me encuentras cabalgando a través de Cuba,
un hombre gigantesco con un machete rojo?
¿Por qué no me encuentras explicando máquinas
a pupilos poco privilegiados, españoles negroides,
contentos de que no sea un cursillo sobre escritura creativa?
Vuelve aquí pequeño y cálido cuerpo,
es la hora de otro día.
El destino ha huido y yo te elijo a ti
que me encontraste mirándote fijamente en un almacén
una tarde hace cuatro años
y has dormido conmigo desde entonces.
¿Qué te parecen mis ojos de pescador después de todo este tiempo?
¿Soy lo que esperabas?
¿Acaso estamos demasiado tiempo juntos?
¿Acaso se avergonzó el destino ante la doble toalla turca,
nuestro conocimiento de nuestras pieles,
nuestro amor que es proverbial en todo el bloque,
nuestro acuerdo de que en cuestiones espirituales
yo debo ser el Hombre del Destino
y tú la Mujer de la Casa?

Volvamos al documental de Lunson quien además ha sido capaz de convocar alrededor de este singular hombre que es Leonard Cohen a un grupo de artistas -algunos de ellos para mi desconocidos, debo confesarlo – de la talla de U2 ( Bono y the edge, cada uno enriquecen con sus opiniones y valores personales el filme) Rufus Wainwright , Nick Cave, Jarvis Cocker, Antony Hegarty, Martha Wainwright y Beth Orton entre otros. El documental se reinventa así mismo con la dirección que toma al mostrarnos Lunson el concierto en vivo desde Australia en homenaje a Leonard Cohen intercalando comentarios de los artistas y del propio Cohen sobre sus canciones o su biografia. Empieza con el extraordinario Nick Cave interpretando I’m Your Man y siguen así, sucesivamente con cada una de sus canciones, Antony, por ejemplo, hace una versión catártica e increíble de If It Be Your Will; y Rufus Wainwrigth canta una canción en recuerdo a Janis Joplin sobre un encuentro con Cohen, con mamada incluida, que ha sido todo un hallazgo para mí, a decir de Leonard Cohen, Rufus hace un buen trabajo con ella.

El final de la cinta documental es memorable, Leonard Cohen nos relata el encuentro con su amigo Rishy, monje Zen, a quien Cohen abandona sin saber porqué, para luego volver y convertirse, hasta ordenarse, en un monje de la religión Zen, luego de muchos años en el monte Baldy, Cohen deja los hábitos para volver a la música. Con la banda U2 interpreta otra vez el tema que da nombre al filme.

Formidables poemas-canción de este escritor-cantante con el sólo secreto de decir las cosas tal y como él las ve, registradas en un recomendable filme-documental que agradezco haber visto, pues como todas las cosas valiosas que nos pasan en la vida nos proporcionan una enseñanza, sirven para transformarnos y, eso ocurrió en mí.

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