jueves, 20 de septiembre de 2007

El Caudillo Pardo de Salvini

EL CAUDILLO PARDO


POR: OSCAR MARTÍN SÁNCHEZ ROJAS
Oscarix68@hotmail.com
http://www.larazon.com.pe/


Jorge Pohorylec es el “caudillo pardo”, un neonazi alucinado que sólo el talento de Salvini puede retratar de un modo documental. Como en su aclamado corto: “El viaje del capitán Neptuno” estamos ante un personaje utópico pero no de ficción, sino tan real como sus propios desvaríos ideológicos (o psicóticos): “recogería a todos los hombres por las mañanas en camiones para llevarlos a trabajar a los campos y por las tardes de regreso los pondría a bailar en las plazas con las mujeres, si son importadas mejor, a fin de asegurar la especie” clama en uno de sus tantos mítines que con disciplina fascista realiza durante décadas por las calles del viejo Surquillo, por supuesto que su raleado auditorio no puede ser otro que algún desconcertado transeúnte y aquellos cobradores de combi, que el pequeño tiempo de los paraderos, les permite reír con sorna y gritarle ¡Heil Hitler!.

Y Hitler es, paradójicamente, su paradigma racial y político, aun cuando, nuestro desvariado caudillo, sea el humano producto de una madre austriaca y un padre judío, no es óbice para que enarbole un “enjudioso programa” de la supremacía de la raza aria en nuestra patria, aun cuando también, su propia mujer, quien llevaba los pantalones en casa, era una auténtica mestiza.

Es Pohorylec, un ser tan contradictorio y marginal, que lo lleva a ser rechazado por los propios “clusters” neonazis, y eso ya es decir mucho; “es un loco de mierda” nos dicen los propios locos, y eso provoca en Salvini ver más allá de las palabras, del gesto, de los alucinados discursos, de su destornillada parafernalia llena de carteles rimbombantes, raciales, lúdicos; y en verdad, encuentra a un hombre decadente montado en una vieja bicicleta, en absoluta soledad, con ganas de ser escuchado, atendido, tan mísero de afecto que inventa su propio universo para sentirse existente.

Con este filme documental, el mejor estreno nacional de este año que fenece, Salvini se consolida como el gran cineasta que ya se dejaba ver desde sus adánicos cortometrajes, donde la constante, sean justamente, personajes como el que nos ocupa: atávicos, marginales, irredentos, con una oscura ternura; en suma, personajes netamente “salvinianos”.

No sé si cuando lean estas líneas, “el Caudillo Pardo” se haya esfumado ya de nuestra paupérrima cartelera, habría que agradecer a la Católica su difusión, pero también reclamarle sus horarios inadecuados y su poquísima publicidad. Pero en fin, démonos por satisfechos aquellos que como Salvini amamos la “otredad”, conscientes de la estrecha frontera que separa la locura de la impropia cordura.

Película, absolutamente recomendable, si todavía logran dar con ella.

No hay comentarios: