jueves, 20 de septiembre de 2007

AGNES HELLER ESTUVO ENTRE NOSOTROS

AGNES HELLER Y LA LIBERTAD COMO NECESIDAD RADICAL

Por: Oscar M. Sánchez Rojas

Aquella mañana de otoño de 1943 el Danubio regaba de sangre los verdes campos de Hungría. Frente al pelotón de fusilamiento, Agnes contemplaba impávida el lívido rostro de la muerte reflejada en la faz adolescente de sus verdugos nazis. Pensó estar en el limbo, en ese espacio previo sin tiempo, que a pesar de sus cortos años le hicieron como en un Flash back recordar lo vivido; el juego a la ronda con los hermanos idos, a sus padres cuidando del granero y miles de instantes quietos de felicidad, cuando de pronto la ráfaga de plomo cruzó sobre su testa y un instinto de vida la hizo saltar a la fosa donde yacían sus muertos, y como diría “el Gabo” vivió para contarla y convertirse quizás en la más importante figura, junto a Habermas, de la filosofía contemporánea, como al pianista de Polanski el destino la redimió del horror para trazar una gran luz en el devenir del pensamiento humano.

Pues bien, como esperando abril, esa valiosa mujer estuvo entre nosotros para dictar algunas charlas en una universidad cristiana y dejarnos su impronta de sabiduría y humildad, por supuesto que para los medios su presencia pasó desapercibida, no era Vargas Llosa ni un premio nobel, era mucho más que eso, por lo que desde esta humilde trinchera de la cultura, a modo de homenaje y agradecimiento intentaremos esbozar algunas pequeñas líneas sobre la trayectoria y pensamiento de esta gran filósofa, preclara discípula de Georg Lukács y de la Escuela de Budapest, recodo del pensamiento más heterodoxo y crítico del marxismo.

Como bien lo señala López Soria, en uno de los pocos libros escritos sobre Heller en el Perú, el “coraje civil” de Agnes, quien, lustros antes de la Perestroika, y a costa de mil sacrificios se levantó contra el poder establecido y el dogma dentro de las mismas entrañas del totalitarismo, fue saludado con ímpetu por la “Escuela Catalana del Viejo Topo” y por los diversos núcleos intelectuales de resistencia al poder como “Macho Cabrío” y “El Caballo Rojo” -entre nosotros- que pregonaban casi sin saberlo, el fin de la modernidad.

Y es que Agnes Heller se propuso como tarea de vida y de reflexión filosófica, contribuir a la construcción de una “utopía racional” a partir de una constatación de la propia realidad y que hunde sus raíces teóricas en una relectura crítica de la obra de Marx, que al margen de los consabidos cuestionamientos es una vena rica para la deconstrucción y el análisis, con ella entonces no resulta un despropósito hablar de un humanismo marxista ni menos imposible conciliar socialismo y praxis democrática más allá del poder sino desde la vida misma.

Lo primero que desnudo Heller fue la incapacidad objetiva de los grandes “metadiscursos”, aquellos que habían llevado al fracaso a los “socialismos realmente existentes”, puestos que estos renunciaron a cimentarse en principios éticos; y entre la ética y el discurso del poder existía un abismo insalvable, del mismo modo dicha percepción trasunta a los países capitalistas y su pensamiento logra entonces englobar a lo sociedad occidental como conjunto y pone al descubierto como es que en la modernidad el poder no contuvo las necesidades éticas (la libertad, la solidaridad ) sino más bien las sojuzgo instrumentalizando la razón, por lo que las sociedades socialistas se alejaron de los fundamentos humanistas pensados por Marx como las sociedades capitalistas de la promesa racional pensada por la ilustración.

Ante tal debacle, la opción helleriana apuesta por la vuelta a esas necesidades radicales sojuzgadas, que es a todas luces la más importante riqueza acumulada por la humanidad, pero el retorno debe darse por un nuevo camino- y he ahí el sesgo postmoderno- donde el espacio sea la vida cotidiana, ese segmento de la vida humana que aún no ha sido totalmente contaminado por el poder y que como sede de las necesidades radicales (libertad, solidaridad) sigue siendo portador potencial de la promesa de emancipación racional de la humanidad.

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