martes, 20 de mayo de 2008

NI CHICHA NI LIMONADA


En la epóca de la cleptocracia fujimorista, los diarios chicha fueron el instrumento más perverso para enlodar opositores. Con un lenguaje escatológico o procaz al extremo, ese vertedero de sucia tinta fue casi como la sangre que corría por ese cuerpo putrefacto que fue el fujimorimo finesecular y que de paso hizo ricos a delincuentes de la pluma como Wolfenson, el "negro" Olaya y otros más. Felizmente el retorno a la democracia en el 2000 trajo también un nuevo periodismo popular, que sin dejar de serlo se ha convertido en vitrina importante de opinión. Léase sino al Buho, columnista imprescindible del Diario "El Trome" que de un tiempo a esta parte se ha convertido en en la columna más requerida para pulsear la vida pública en nuestro país. Véase esta columna de hoy como ejemplo.




La otra cara de Alan
Por el Buho

Una caricatura puede decir más que mil discursos. Ningún político de oposición podrá criticar a Alan García con tanta certeza como lo hizo el dibujante Heduardo. Su clásico personaje afirma: 'se acabó la cumbre y se fueron todos los presidentes, incluido el Alan acogedor, jovial y simpaticón'. Al costado, nuevamente su personaje se responde: 'y nos quedamos con el verdadero Alan, el obeso y malgeniado Alan'. Nada más cierto. Hay un Alan como dedos tiene una mano. El meñique es el que se vio en la Cumbre. El galante besuquero de manos de las damas. El de la sonrisa hipócrita, tipo la de don Ramón con doña Florinda, a la hora de saludar a los 'chicos malos', como Evo o Chávez. El García de la 'Cumbre' dio paso, allí nomás, en la Embajada de China, cuando ante la tropelía de camarógrafos, fotógrafos y reporteros, lógicas y comprensibles, al Alan de la 'patadita', ese que no vieron los periodistas extranjeros. Delante del embajador chino le salió su época en que con boina llegaba con cachiporra a la universidad Católica a 'amedrentar a comunistas': 'Y estos son los que critican la política. Ya, ya, un paso más atrás', bramó mismo guachimán Pacheco. Este hecho anecdótico, como la caricatura de Heduardo, reflejan una realidad palpable. El Alan de su segundo gobierno pretende erigirse como el ser supremo. No soporta la más mínima crítica. Saca pecho por los esperanzadores índices económicos, como si estos fueran suyos, cuando los heredó del gobiernos de Alejandro Toledo. Y chanca a la centrales sindicales y sus protestas, afirmando 'que ponen en riesgo la seguridad de las inversiones'. Cómo olvida la vaca que fue ternera. Fue García quien encabezaba las marchas de la CGTP durante el gobierno del 'Cholo' y hasta propinó un furibundo puntapié al pobre tipo que se le puso delante y le iba a malograr la foto. La oposición tiene todo el derecho de manifestarse y el presidente no puede andar por allí burlándose de ella. Ni él es hortelano ni la oposición es canina. Qué modere sus expresiones. Deje que el García de la Cumbre domine sus emociones y no el de las patadas. Apago el televisor.

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